La asertividad se define como una conducta donde existe la confianza en uno mismo. Muchas personas han encontrado el equilibrio perfecto siendo asertivos mientras que otros lo llevan al extremo. Sin embargo, la mayoría de las personas no son lo suficientemente asertivas. Generalmente creemos que se trata de baja autoestima porque no pueden hablar por si mismas en determinadas situaciones.
Veamos tres tipos de asertividad y las formas para alcanzar un buen equilibrio en el momento de ser asertivo o cuando simplemente hablas y dices que no frente a una situación.
Primero hablaremos de esas personas que nunca hablan por si mismas o que no son asertivas en lo absoluto. Generalmente son muy inteligentes pero algo les impide asumir riesgos o alcanzar grandes metas. Esta clase de personas tratan de complacer a todos y tienen dificultad para decir que no a ciertas solicitudes.
Si tú perteneces a esta categoría, es probable que estés trabajando en un lugar donde no te agrada y permites que a menudo otros se lleven el crédito de tu propio trabajo y esfuerzo. No siempre sucede esto, pero muchas personas que tienen baja autoestima suelen caer en esta fase.
Para que puedas superar esta etapa, tienes que decirte a ti mismo que eres digno de tus créditos. Tu tiempo es tan valioso como el de los demás y mereces tener el control sobre él. Tú no tienes que complacer a todos.
Una vez que comiences a ser más asertivo, notarás que las personas te respetan más. Algunas perosnas se sorprenderán al principio y se sentirán molestas, pero poco a poco sabrán lo que tú vales, especialmente si tú mismo te valoras.
En segundo lugar hablaremos de las personas que han encontrado un balance perfecto. Siempre están ocupadas y son productivas pero además se hacen un tiempo para ayudar a los demás, y darles crédito cuando se lo merecen; generalmente tienen muchos amigos y se llevan bien con casi todos.
Estas personas también saben cuándo tienen que decir que no. No lo hacen de una manera agresiva, lo comunican muy bien diciendo que simplemente no tienen tiempo. Sin embargo, si tienen tiempo libre para ayudar a los demás, se sienten muy bien haciéndolo.
Tienen gran confianza en ellos mismos. Rara vez son presuntuosos pero podemos decir que tienen un alta estima de ellos mismos y se sienten orgullosos de ellos y de su trabajo.
Si conoces a alguien que tiene un buen balance de asertividad puedes estudiarlo y aprender de él. No lo imites, solo presta atención en la forma en como él se maneja a si mismo, cómo se comporta y comunica con los demás. Luego tú podrás empezar a desarrollar esos hábitos para ti mismo y a tu manera.
El tercer tipo es aquella persona asertiva en exceso, tanto que resulta agresiva. De hecho, algunas de estas personas son agresivas. Ahora bien, no hay nada de malo en ser agresivo con tus propias metas, pero no en detrimento o menosprecio de los demás.
Las personas excesivamente asertivas tienden a ser groseras y nadie desea estar cerca de ellas. Siempre creen tener la razón en todo y piensan que los demás están equivocados. Rara vez asumen la responsabilidad de sus errores y no les gusta comprometerse.
Si tú te encuentras en esta categoría, necesitas bajar de nivel por decirlo de una manera. Comienza a ser conciente de tu forma de actuar y de cómo tratas a los demás. Aprende a tener compromisos. Las otras personas también tienen grandes ideas y harás muy bien dejándoles tner algo de gloria. Verás que hay más gente como tú cuando desarrollas una mejor actitud y dejas de ser perfecto todo el tiempo.
Si deseas un perfecto equilibrio, aprende a expresar tus sentimientos de una manera agradable y sé respetuoso con los demás pero nunca permitas que te pasen por encima. Mantén el control de ti mismo. Practica el arte de dar y recibir.