Mi madre siempre ha sido una mujer fuerte y de muy pocas palabras. Desde niño me acostumbre a su modo de ser pero nunca me acostumbré a sus regañadas – un día se me ocurrió no obedecerla y salir a jugar a las escondidas con mis amigos Fernando y Agustin. Tan pronto llegue a la casa mi madre de dio una regañada de las meras buenas. Nunca nos golpeó pero que sustos nos sacaba, esa noche me acosté y llore hasta que quede bien dormido, al día siguiente amenicé hasta cansado de ver llorado tanto. Lo bueno que como niños pronto se nos pasa.
Como adulto (niño grande) no tengo a mi madre conmigo todos los días para que me supervise y me de mis regañadas, pero la vida se encarga de eso. Los momentos que vivimos ya sean buenos o malos es debido a una acción (o serie de acciones) de nuestra parte. No amanecemos con problemas económicos, familiares o laborales – nuestras acciones producen resultados algunos buenos otros no tan buenos.
Lo malo de ser adultos es que no es aceptable llorar, se nos ha dicho que ya somos grandes y no lo deberíamos de hacer. Si estás pasando por un mal momento y comienzas a lagrimear te consuelan y te dicen que no llores. Esto nos roba de algo muy importante. Yo recuerdo que en los momentos que lloraba reflexionada, reflexionar es bueno. Hoy vivimos en alta velocidad una mano con el teléfono celular y la otra en el volante de auto – no nos damos tiempo para reflexionar. Llorar es bueno, pero no te las pases chiando.
La vida se encarga de darnos grandes regañadas, especialmente cuando tus planes no te salen o te sales de la línea – antes lloraba de coraje o de disolución ahora ya ni lloro pero aprovecho para reflexionar. Me pregunto:
1 – ¿Que sucedió? Muchas veces nuestra versión de lo sucedido es mas exagerada, nos fascina el drama pero con exageraciones no se soluciona nada.
2 – ¿Que quiero que suceda? Si no te salieron tus planes no pierdas el enfoque de lo que querías. Es triste ver tantas personas quedarse estancados por que no se pueden visualizar viviendo lo que originalmente querían.
3 – ¿Qué necesito? Si no obtuviste lo que querías fue por algo, te hizo falta un elemento, un contacto, conocimiento, etc.. Identifica lo que te hizo falta y dedícale tiempo para obtenerlo.
4 – ¿Quién tiene la receta? Todo lo que he logrado es gracias a grandes mentores algunos solo los conocí a través de sus libros y otros tan pronto los conocí me les pegue como un chicle. Ubica las personas que han logrado el éxito que tu buscas y no los dejes ir.
Para poder mejorar hay tener que reflexionar. Hoy no tengo que llorar pero si tengo mis momentos donde me permito sentirme triste por tal de sentirme fuerte. Por más oscura que esté la noche el amanecer es bello y más brillante lo será cuando cambia tu perspectiva.