En busca de una mejor vida para su hijo, Adelina Hernández, quien es originaria de Querétaro, México, se fue a vivir a San Diego, California, cuando tenía 17 años. Allá trabajó como niñera y, aunque estaba contenta, deseaba hacer algo más y tener mayores ingresos, pues su hijo crecía y cada vez requería más dinero para mantenerlo.
Buscó depender de sí misma y no de un patrón, así que analizó diferentes opciones. En su primer paso en el mundo empresarial, estableció una compañía de limpieza, con 20 empleados. Desde ese momento, supo lo que implicaba convertirse en empresaria: “ganaba bien, pero trabajaba de las 4 de la mañana hasta las 9 de la noche”.
Lamentablemente, surgió el primer gran obstáculo; enfermó y terminó en el hospital, donde le diagnosticaron cáncer. “Mis ánimos se fueron para abajo, no sabía qué hacer, pero un ángel apareció en mi vida: Carlos Márquez. Yo estaba en cama, pensando que iba a morir, cuando escuché su programa. Sus palabras me motivaron y me abrieron un hermoso camino”.
Como recomienda Carlos, Adelina sacó de su closet la ropa y los zapatos que ya no utilizaba, los vendió y generó dinero con eso, así que decidió continuar con las ventas. Ahorró hasta reunir el dinero suficiente para ir a una Gira Empresarial Los Ángeles y, ahí, su vida dio un giro; “empecé a pensar diferente y mi mundo cambio por completo”.
Su enfermedad resultó ser depresión, de la cual salió con el recorrido por las bodegas más exclusivas, de la mano de su mentor. Se emocionó tanto con los consejos de Carlos y los grandiosos precios que encontró que compró seis cajas de mercancía, entre ropa deportiva, bolsas, mascadas y accesorios, y enseguida se dedicó a ofrecerlos. “Empecé desde abajo. Jamás había vendido algo y nunca pensé que lo lograría, pero me fue súper bien y ahora mi mente está siempre enfocada en vender por donde quiera; eso me ha dado grandes resultados. A la gente le sorprende mi capacidad de vender, me dicen que tengo un don para eso, pero mi secreto es el ángel que está detrás de mí: Carlos Márquez”.
Adelina decidió enfocarse en comercializar bolsas de mano y le ha funcionado tan bien que ahora cuenta con su propia marca. En la actualidad tiene una bodega, 10 personas distribuyen sus artículos en California y comercializa sus productos fuera de Estados Unidos. “Como dice Carlos, una cosa me ha llevado a otra. Todos los negocios tienen altibajos y en todas las historias hay tropiezos y triunfos. El manejo de las redes ha sido un reto para mí, pero no me doy por vencida, busco la manera de salir adelante… ya estoy tomando clases para poder mover mi negocio en línea. Por otro lado, he tenido muchas satisfacciones; cuando realicé mi primera venta internacional me sentí feliz y animada; fue la mayor recompensa por mis desvelos y el cansancio”.
Gracias a su experiencia, Adelina puede decir que emprender vale la pena, y recomienda a quienes desean hacerlo seguir sus sueños. “Todo lo que desean es posible si actúan y perseveran; confíen en su talento y, si caen, levántense y sigan adelante”.
Cuando se siente decaída, pone algún video de Carlos, para escuchar sus consejos y recibir un fuerte impulso: “cuando lo oigo, me transformo y me activo. Gracias a él emprendí, siguiendo paso a paso lo que dice; después de que mi vida se había quedado en la oscuridad, Carlos encendió una luz. Él me abrió las puertas al éxito”.
Ahora, sus planes incluyen acudir a una Gira Empresarial China, para llevar su negocio a otro nivel, agregar una línea de zapatos a su marca, tener una bodega en México, llevar su mercancía a más lugares y donar un porcentaje de sus ventas al tratamiento de niños con cáncer.
“¡Quién iba a pensar que iba a vender internacionalmente! Me siento bendecida; he invertido, pero he ganado muchísimo y he llegado más lejos de lo que soñaba”, exclama, al pensar en todo lo que ha logrado con su arduo trabajo.
enero 10, 2018