Silvia Valencia sabe mucho de decoración de interiores y de limpieza de residencias. Su trabajo es asegurarse que las casas modelo estén limpias y bien decoradas para mostrarlas a posibles compradores.
Durante muchos años su rutina fue la de trabajar hasta siete días a la semana y de llegar tarde a su casa en busca del descanso hasta que empezara el siguiente día para llegar muy temprano a su trabajo. Hasta que un día escuchando la radio escuchó a un hombre que afirmaba que no se necesitaba mucho dinero para empezar un negocio y que él les enseñaba cómo hacerlo. Fue la primera vez que escuché a Carlos y dijo, de aquí soy. Empecé a venir a las giras, a ir a los Talleres de Venta, de Exportación, el de cómo vender por medio de la computadora y dije. Yo no le voy a perder la huella a este muchacho y me jalé a mi hija Diana que también ya sabe que como empleados no vamos hacer mucho y empezamos.
El empezar para Silvia fue poner su puesto en el swap meet y vender mercancía. Yo empecé con las bolsas y ahorita estoy muy contenta con las sandalias. Un importador al que nos llevó Carlos nos lo dan a un precio que le podemos sacar mucha ganancia. Acabamos de comprar junto con otros compañeros mil pares.
Silvia agrega que después de varios intentos en diferentes swap meets encontró uno donde sus ventas fluctúan. A veces vendo 400, otros días 600 y hasta 800 dólares en un fin de semana.
No ha sido fácil, pero es verdad lo que Carlos Márquez nos ha dicho. Si seguimos instrucciones y no nos desanimamos, uno puede salir adelante y poco a poco hacerse de clientes. Lo bonito de esto es que se ha hecho un grupo de compra muy bonito. Cuando vamos a comprar mercancía nos comunicamos y juntamos nuestro dinero y así podemos lograr mejor precio. Los importadores nos respetan y nos ven bien, saben que si nos dan buen precio, vamos a regresar, dice entusiasmada Silvia.
La entrevistada asegura que su siguiente paso es dejar el swap meet y poner una boutique con su hija Diana.