Cualquier cosa que estés intentando lograr, la claridad es lo más importante. Ser constante y mantener el destino es en gran parte el resultado de tener certeza sobre tu vida y tu propósito. Afortunadamente, obtener claridad en tu vida es fácil, con un poco de esfuerzo diario.
Tener metas claras es fundamental. Tu cerebro es mucho más capaz de encontrar soluciones, si el objetivo es obvio. También te mantendrás en el camino correcto si el resultado final es claro para ti. Si no tienes una meta especifica en mente, podrías terminar en cualquier lugar. Incluso si llegas al lugar correcto por pura suerte, ¿cómo sabrás que estás en el lugar correcto?
Todo el mundo sabe que las metas son críticas, pero pocas personas las tienen. En gran parte, esto se debe a que puedes ir desde el kínder hasta la universidad, y nunca te enseñan un proceso de establecimiento de metas efectivo. Aquellos que saben lo que quieren, por lo general superan por mucho a los que no lo saben.
Otro problema con el establecimiento de metas, es el miedo de cometer un error. Sin embargo, la verdad es que hacer las cosas mal, es casi siempre mejor que no hacer nada. Al menos si eliges el camino equivocado, obtendrás algo. Siempre podrás hacer algo más. Si no haces nada desde un principio, no obtendrás nada.
Como dijo Teddy Roosevelt, “En cualquier momento decisivo, lo mejor que puedes hacer es lo correcto, lo siguiente mejor es lo incorrecto, y lo peor que puedes hacer es hacer nada.”
Muchas personas confunden el tener una dirección, con tener una meta. Por ejemplo:
- “Quiero ganar más dinero” no es una meta. “Quiero ganar $50,000 adicionales en los siguientes 365 días” sí lo es.
- El este es una dirección. La punta del Empire State es un destino específico.
Entonces, ¿cómo puedes estar seguro de que estás estableciendo metas efectivas?
- Las metas deben tener calidad de sí/no. Si alguien te preguntara si lograste tu meta, siempre debes ser capaz de responder con un “sí”, o un “no”, sin duda alguna. Eso significa que las metas tienen que ser medibles y específicas.
- Una buena meta sería, “Quiero ganar $10,000 para Abril 1, 2012.” La cantidad es específica y hay un límite de tiempo; es medible.
- Anota tu intención. Hay toda una experiencia mágica relacionada con anotar algo por escrito. Podemos pensar miles de cosas durante cada día – tantas, de hecho, que tendemos a olvidarlas. Escribir tu meta le proporciona un poco de distinción sobre todas las demás cosas que pasan por tu mente. Le da relevancia, o importancia.
- Escribir tus metas también te da otras opciones, que el simple hecho de pensarlas no te dará: podrás leer tu meta en voz alta. Pensarlo es bueno, pero pensarlo y leerlo es mejor. Y todavía mejor aún es pensarlo, leerlo y escribirlo. Lee y escribe tu meta diariamente. Esta práctica te ayudará a reforzar y a consolidar tu intención.
La claridad es en realidad una elección. Nuestra condición predeterminada es vivir la vida sin claridad, simplemente despertar y ver lo que nos trae el día. Tener claridad significa, a grandes rasgos, que ya has decidido lo que harás ese día. Cuando sabes dónde quieres terminar, fácilmente podrás decidir en qué dirección ir.
Otro obstáculo potencial, es evitar tomar una decisión porque quieres mantener tus opciones abiertas. Pero, ¿cuál es el resultado de esto? Si siempre mantienes tus opciones abiertas, nunca elegirás ninguna dirección en tu vida. Simplemente serás parte de los objetivos de todos los demás.
La claridad es crítica para vivir tu vida con un propósito, y requiere de una toma de decisión diaria. Implementa las ideas mencionadas y observa cuanta claridad puedes obtener. Cada día te acercarás más a vivir la vida de tus sueños.